lunes, 10 de septiembre de 2012

LA EFÍMERA VIDA DE UN JUGUETE (AÑO 1949)

La fotografía inmortalizó la existencia del juguete que la lluvia me arrebató.(Finales de los años 40 del siglo pasado).

Debía de  tener aproximadamente unos cuatro años de edad y aquel año los Reyes Magos de Oriente habían sido generosos conmigo. De entre los jueguetes que me dejaron en el comedor, junto al pesebre, había uno que desde el primer momento desvió mi atención y se convirtió en el más preferido. Era un carrito al que se enganchaba un borriquillo de cartón, que se desplazaba al estar sujeto por las patas, a una plataforma de madera con cuatro pequeñas ruedecitas.

Recuerdo que, para jugar,  colocaba algunos objetos en el carrito y cogiendo el borriquillo con una mano,  andaba a su lado  recorriendo los diferentes espacios del patio de mi casa, hasta que me cansaba y lo dejaba guardado en la galería,  para distraerme con otros juguetes.

Pero a los pocos días de disfrutar de aquel juguete, al anochecer quedó olvidado a la intemperie,  y no lo resguardé a la galería como acostumbraba,  con la desafortunada circunstancia de que aquella noche llovió con cierta intensidad, y a la mañana siguiente mi  disgusto fue mayúsculo al observar el estado en que había quedado mi juguete preferido. Resulta que el borriquillo, al ser de cartón reforzado, se había ablandado, empapado con el agua de la lluvia caída y había quedado reducido a un montón de cartón mojado. Lloré desconsoladamente la pérdida de aquel juguete y sólo la existencia de la fotografía que había hecho pocos días antes  "l'oncle Josep"  (el tío José),  y que no me cansaba de contemplarla, sirvió para que, poco a poco,  con el paso del tiempo, fuera aceptando aquella pérdida, como si de un ser querido se hubiera tratado.

Desde muy temprana edad, en aquella época, podíamos los niños y niñas, empezar a conocer los sinsabores de la vida a través de cosas muy simples,  como en este caso, un juguete.

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