domingo, 26 de junio de 2016

RAMONA LLIMARGAS, LA MONJA BILOCADORA DEL GENERAL FRANCO.


 La masía Can Trilla, en el pasaje a la altura del número 177 de la calle Mayor de Gracia.(actual Gran de Gràcia), de Barcelona.
 Entrada al convento, en el Pasaje de Can Trilla.
 Sepulcro donde está enterrada Ramona Llimargas, en el interior del convento de Can Trilla.
 Llavero publicitario de Colmados Simó, de la calle Salmerón, 54 (actual Gran de Gràcia), donde mi padre estuvo trabajando durante muchos años.
Plaça Trilla. En el fondo la masía de Can Trilla. Este lugar  fue escenario de mis juegos infantiles entre los años 1953 y 1957, cuando mis padres se establecieron en un colmado situado en el número 196 de la calle Mayor de Gracia (actual Gran de Gràcia), esquina con la Plaça Trilla.


Cuando en el segundo semestre del año 1953 nos trasladamos de Sant Boi de Llobregat a Barcelona, donde mis padres abrieron un establecimiento de ultramarinos (colmado) en el número 196 de la calle Mayor de Gracia (actual Gran de Gràcia), esquina con la Plaça Trilla, y donde permanecimos hasta el año 1957, desconocía yo, naturalmente entonces,  una curiosa historia tejida en aquellos espacios que frecuentaba en mis juegos infantiles, y que sin más consideraciones voy a referir.

 LA MONJA BILOCADORA DEL GENERAL FRANCO.

En el popular barrio de Gràcia, de Barcelona, a la altura del número 177 existe un pasaje con la masía de Can Trilla. Esta masía alberga un convento de la Hermandad de Jesús Paciente, formado por cinco monjas. En su interior descansan los restos de su fundadora, Ramona Llimargas, nacida en Vic en el año 1892, en el seno de una familia humilde, sin  apenas saber leer ni  escribir.

Desconocía la Lengua Española, por lo que siempre hablaba en Catalán, y su vida estuvo marcada por las circunstancias sobrenaturales. El Padre dominico Pedro Fernández, biógrafo de la religiosa, explica que todas las apariciones extrañas que le ocurrieron en su vida, ya las vivía durante su infancia en la ciudad de Vic, donde era apodada "La Encantada", a causa de los repentinos éxtasis que concurrían en su persona. Tenía apariciones de la Virgen, curaciones milagrosas, sueños premonitorios, por lo que se creó alrededor de ella un hado de santidad. Su madre, en vista del revuelo que ocasionaba, la amanezaba con una paliza si proseguía con  aquellas conductas.

Si existe un episodio que marcó la vida de Ramona Llimargas, fue la Guerra Civil española. Vic era zona republicana, y en consecuencia todas las personas marcadamente religiosas, tenían que esconderse para librarse de la muerte. Se dice que ayudó a esconder a religiosos y curó a personas heridas. Se cuenta que ayudó al hijo de un renombrado anarquista y éste le ayudó cuando ella tuvo problemas con las milicias republicanas. Fue llevada a un descampado para ser fusilada, pero el anarquista Francisco Freixenet intervino para salvarla en última instancia de una muerte segura.

Durante la Guerra Civil española pasó algún tiempo en una masía perteneciente a la acaudalada familia Alsina, en las afueras de la ciudad de Vic. En esta masía ocurrieron algunos de sus trances más espectaculares, donde según algunos testigos, entre ellos José María Pemán, se le aparecía ni más ni menos que el general Franco, y le alertaba como que no acudiera a un banquete ceremonial en Zaragoza, porque pretendían envenenarle. Esta circunstancia definió la actitud que tuvo Franco con la monja, siempre preocupado por ella, y a la que colmaba con multitud de favores.

Las apariciones al Caudillo serían de vital importancia, puesto que además le aconsejaba sobre estrategias que tenía que tomar, como en la Batalla del Ebro o no participar en la Segunda Guerra Mundial. La demostración de estos hechos es muy compleja, pero según el periodista Xavier Theros, existen testimonios de personas cercanas a Franco que aseguran que, en ocasiones, al Caudillo se le aparecía una "santa", pero que en ningún caso se trataba de Ramona  Llimargas, sino de la mismísima Santa Teresa de Jesús.

Además, diversos heridos de ambos bandos aseguraron que esta mujer les atendió directamente en las trincheras, aunque resultara imposible que una religiosa se encontara en aquellos lugares.

El viaje más lejano que realizó físicamente Ramona Llimargas fue a Barcelona, al barrio de Gràcia, donde se instaló en la masía de Can Trilla. Sin embargo era conocida como " la monja bilocadora de Franco", aunque nunca llegó a ser monja, atendido que únicamente fue seglar.

Su muerte fue también un misterio. A principios de 1940 conoció a una persona que padecía cáncer y su fallecimiento era inminente. Ramona Llimargas pidió a Dios que la mujer se librara de su enfermedad y que ésta pasara a ser contraída por ella. Así fue, y al evitar ella cualquier tratamiento, falleció el 8 de octubre de 1940. En el momento de producirse el fallecimiento, varios vecinos del barrio aseguraron haber visto el espíritu de Ramona Llimargas.

La figura de Ramona Llimargas es un completo enigma. Para unos tiene todo el mérito de ser una santa, pero para otros fue un instrumento de propaganda de Franco. Sin embargo, los hechos sobrenaturales que giraron en torno a su persona, todavía son motivos para  algunos fieles, que acuden a esta masía del barcelonés  barrio de Gràcia para conocer la historia de Ramona Llimargas.

FUENTES DE CONSULTA

"La monja bilocadora de Franco". Artículo de Xavier Theros, publicado en "El País", en su edición del 3 de septiembre de 2008.

Cuarto Milenio. Iker Jiménez. Temporada 4. Programa 143. 

3 comentarios:

  1. Bon dia Juan una Interessant historia

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    1. Ben cert Josep. A mi em va sorprèndre quan ho vaig conèixer pel fet de que quatre anys de la meva infància van transcórrer en aquell mateix indret, malgrat que la Ramona Llimargas ja feia un grapat d'anys que era morta. Però havia conegut a aquelles religioses, que venien a comprar al colmado del meu pare.

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  2. Recordo que un cop cada quinze dies, venia al colmado del meu pare un senyor elegantment vestit,que sempre amb un somriure als llavis i molt amablement lliurava una nota al meu pare amb una comanda de productes alimenticis, amb l'encàrrec de que fossin lliurats a les monges d'aquell passatge Trilla, que vivien en unes condicions molt precàries.

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