Instancia con Registro de Entrada en el Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat, ofreciéndome como voluntario en tareas de extinción de incendios forestales en el municipio. (15 de julio de 1975)
Los incendios forestales han sido siempre motivo de serias preocupaciones para las autoridades de Sant Boi de Llobregat, que con los medios humanos y materiales que han tenido a su disposición en las diferentes épocas, han acudido siempre con con prontitud y prestancia para colaborar, siguiendo las instruccones de los bomberos, en los trabajos de extinción, siendo la montaña de Sant Ramon Nonat la zona forestal históricamente más castigada por el fuego incontrolado.
En mis tareas de corresponsal de prensa para los periódicos barceloneses "Tele/eXpres" y "Diario de Barcelona" fui en aquellos casos testigo presencial "in situ" de las dedicaciones y esfuerzos de autoridades locales, guardia civil, policía municipal, somatenes y ciudadanos anónimos colaborando con los bomberos, para conseguir la extinción más rápida posible de la masa forestal, y precisamente fueron aquellas ejemplares dedicaciones que me animaron a presentar mi ofrecimiento como voluntario en aquellas labores.
En la instancia de petición, de fecha 15 de julio de 1975, dirigida al alcalde de Sant Boi de Llobregat, exponía " que ante la posibilidad de incendios forestales que lamentablemente, todos los años, y especialmente durante la época veraniega, de forma fortuita unos pocos, y provocados por la desidia la mayoría, destruyen la escasa belleza paisajística de nuestros entornos, con las consabidas pérdidas materiales", y en consecuencia pedía " que, entendiendo que este grave problema nos afecta a todos por un igual, ya que, todos sin excepción estamos facultados a gozar de los privilegios que nos depara la madre Naturaleza, y considerando que es deber de todo ciudadano velar y cuidar por todo aquello que afecte a la comunidad, sirva aceptar a este humilde ciudadano como miembro voluntario para colaborar en las tareas de extinción y cuantas labores complementarias sean menester, siempre que sus obligaciones laborales se lo permitan, sometiéndose a la disciplina correspondiente que dicten las normas vigentes", y terminaba diciendo que " Espera el suscrito verse favorecido con la aceptación de su concurso, por entender que las más elementales nociones de civismo le obligan a este ofrecimiento, y con su modesta aportación, servir a la comunidad a la que pertenece".
Mi ofrecimiento fue gustosamente aceptado, y durante algunos años colaboré en cuantas ocasiones fui requerido para aquellas finalidades.